En el Palacio de Luz: ELIE SAAB: EL NACIMIENTO DE LA LUZ

sábado, 28 de enero de 2017

ELIE SAAB: EL NACIMIENTO DE LA LUZ

Quienes me conocen saben de mi admiración por el trabajo de los creadores de moda libaneses. Admiro en ellos su saber hacer y esa forma tan especial de realzar la belleza femenina a través de sus creaciones propias de las Mil y Una Noches.

Entre todos ellos, Elie Saab se ha convertido en el rey de la moda libanesa, un orgullo para todos sus compatriotas que ven en él al triunfador que ha llevado el nombre de Líbano por todo el mundo.

Si bien cuando observo una colección, rápidamente lo paso todo a través de mi filtro, evaluando lo que me gusta más o menos, lo que modificaría en ella, lo que estaría dispuesta a vestir o no, en esta última colección de alta costura primavera-verano 2017, los destellos emitidos por su pedrería me han cautivado. Sé que hay personas reacias a los brillos y a todo aquello que deslumbra a la vista, en cambio, mi percepción de los brillos me transporta directamente a mi infancia, pues siempre me sentí atraída y casi diría yo, fascinada por todo aquello que emitía destellos, pensando en lo hermoso que sería el mundo visto a través de ese prisma. El diseñador ha mostrado una vez más la forma primorosa en que es capaz de trabajar la pedrería, creando una colección titulada "El nacimiento de la luz", inspirada en Egipto, un país que a través de su arte, música, literatura, poesía, ha alimentado la imaginación de las generaciones árabes, y un verdadero homenaje al Egipto de los años 40, 50 y 60, inspirándose en las grandes estrellas de la música árabe de aquellos años como Oum Kalthoum, Leila Mourad, Nour el Hoda, Sabah, Shadia, y muy especialmente en una escena de la película La Anam ("Yo no duermo") del año 1957, en la que la actriz Faten Hamama hacía su entrada en una fiesta luciendo un largo vestido de elegante sencillez con bordados y cristales.

Al ritmo de la música, las modelos han desfilado luciendo unas creaciones que eran un auténtico festival de cristales, piedras, lentejuelas y todo tipo de detalles opulentos demostrando la meticulosidad y el refinamiento propios de la firma. Es uno de los secretos del maestro couturier: lograr que su pedrería no resulte excesiva, sino todo lo contrario, crear bordados exquisitos y refinados.

Los bordados inspirados en la caligrafía árabe, plasmados en patrones de corte oriental, sobre tejidos fluidos nos transportan a las orillas del Nilo, y emiten innumerables destellos que captaron la atención del público asistente, que quedó deslumbrado, una vez más ante el genio creador de libanés Elie Saab.