Aunque motivos espirituales me mantienen apartada de mi blog durante unas semanas, no puedo evitar escribir en el día de hoy, en que se cumplen 60 años del matrimonio entre el príncipe Rainiero de Mónaco y la bellísima Grace Kelly. Por este motivo, recupero algunas imágenes de aquellos días del mes de abril de 1956, en que Mónaco acogió a su nueva princesa con todo el esplendor del que el pequeño estado es capaz.
Fueron unos días de locura, provocada por el impresionante despliegue mediático que inundó la vida del principado. Pero fueron también días inolvidables, que marcaron para siempre la vida de los monegascos. Tal vez no eran conscientes de lo mucho que admirarían y amarían a su nueva princesa, pero me atrevo a decir que algo así sintieron cuando la bellísima Grace pisó por primera vez la tierra que se convertiría en su nuevo hogar, y cuando, dirigiéndose a ellos, pronunció estas palabras:
"Quisiera decirles a mis futuros conciudadanos que el Príncipe, mi novio, me ha enseñado a quererles. Ya los conozco muy bien, gracias a las descripciones del mismo, y hoy mi deseo más profundo consiste en ocupar un lugarcito en sus corazones."
Los días previos a la boda fueron una sucesión de galas y bailes para agasajar a la pareja protagonista. La ceremonia religiosa se caracterizó por la solemnidad y el recogimiento, fue bella y emotiva, a pesar de ser boicoteada por las Casas Reales que no aceptaban el hecho de que una actriz de Hollywood pudiera convertirse en princesa. Pero Grace siempre estuvo a la altura de las circunstancias, y haciendo gala de sus valores, su educación, clase, estilo y elegancia, se convirtió en una princesa de ensueño que supo cumplir a la perfección su papel de consorte. Rainiero y Grace son Mónaco, y los monegascos jamás los olvidarán. Ambos formaron la pareja ideal con una compenetración admirable y destacando el gran mérito de Grace, que supo encarnar el ideal de princesa, todavía no superado hasta el día de hoy.
Sirvan las siguientes imágenes como recordatorio de aquellos días memorables y como tributo a una pareja principesca que se convirtió en mi mayor referencia y que ocupan el mayor espacio en mi memoria visual.
Llegada de Grace Kelly a Mónaco, el 12 de abril de 1956.
Grace llega junto a su prometido a palacio, su nuevo hogar.
Imágenes de la cena privada ofrecida a Grace, sus familiares e invitados.
Baile de gala en honor de Rainiero y Grace.
El príncipe Pierre de Mónaco conversando con su futura nuera en el Salón Azul de Palacio.
La ceremonia de la boda civil tuvo lugar el 18 de abril de 1956.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Catedral de Mónaco el día 19 de abril de 1956.
Bellas imágenes de una ceremonia matrimonial que supuso el inicio de una relación de mutuo e inquebrantable afecto entre la pareja y sus súbditos.
FOTOS:
Archivos del Palacio de Mónaco.
Google.