Ayer tuvo lugar en París una multitudinaria manifestación en protesta por el terrible asesinato de doce periodistas del semanario Charlie Hebdo, congregando a más de un millón y medio de ciudadanos y unos cincuenta líderes mundiales.
Entre todos ellos, quiero destacar la presencia del Rey Abdullah de Jordania y su esposa Rania, quienes siempre han sido un ejemplo de tolerancia y de respeto hacia todas las culturas y religiones. Ser reyes de Jordania implica tener como súbditos a una mayoría de ciudadanos de religión islámica y a una minoría cristiana que es de las más antiguas del mundo, que representa alrededor del tres por ciento de la población, y que participa en todos los ámbitos de la vida jordana. Alrededor del ocho por ciento de los miembros del Parlamento jordano son cristianos.
Significativa es siempre la excelente relación entre Jordania, las potencias occidentales y en concreto el Estado del Vaticano. Así ha sido siempre desde el histórico viaje de Su Santidad el Papa Pablo VI a Jordania en 1964, durante el reinado de Hussein, hasta las sucesivas visitas que los pontífices Juan Pablo II, Benedicto XVI y últimamente el Papa Francisco, han realizado a tierras jordanas. La Familia Real jordana y todo el pueblo jordano siempre han ofrecido una cálida bienvenida a los distintos pontífices y han hecho gala de gran hospitalidad, acompañándoles en todo momento durante sus visitas a los distintos lugares sagrados para el Cristianismo en suelo jordano: el lugar del Bautismo de Jesús en el Río Jordán, la iglesia de Madaba, el monte Nebo.
El propio Papa Benedicto XVI, en su libro "Luz del Mundo", destacaba la excelente relación que mantenía con la familia real jordana, la cálida acogida que le habían dispensado y un bonito detalle: el rey Abdullah le obsequió con varios cientos de botellas con agua del Jordán a fin de ponerla a disposición para la administración del bautismo.
En esta época actual tan convulsa y tras el terrible suceso de esta semana en París, el papel que pueden desempeñar determinados líderes mundiales como el rey de Jordania adquiere gran importancia.
El Rey Abdullah de Jordania y la Reina Rania junto al presidente francés François Hollande, momentos antes de dirigirse a la manifestación que tuvo lugar en París.
Quiero concluir este escrito con unas palabras del propio rey Abdullah de Jordania:
"Creo en Jesucristo como el Mesías. Todos los musulmanes creemos en Jesús como el Mesías y lo veneramos como un Espíritu de Dios y como la Palabra de Dios, además de un gran profeta y mensajero de Dios. Para todos los jordanos, la peregrinación religiosa de un Papa a nuestra tierra es un hecho de gran trascendencia. Su visita contribuye a inspirarnos a todos los que buscamos la paz. Y ciertamente necesitamos esa inspiración, puesto que el camino hacia la paz está lleno de baches y de peligrosas desviaciones......Me preocupa el modo en que muchos ven hoy al Islam, como un sistema escricto de reglas, sin atender a los significados más profundos de nuestra fe. Me siento en paz cuando rezo mis oraciones, pero también me conforta poder ayudar a otros y mostrar compasión y bondad. Lamentablemente, las virtudes del Islam se han visto corroídas por la vacua adhesión a interpretaciones reaccionarias de nuestros textos sagrados."
No hay comentarios:
Publicar un comentario