Hace sólo unos días, se ha distribuido una nueva fotografía de la Reina Rania de Jordania, en la que aparece al fondo un retrato de un miembro importante de la familia.
Foto: Jordan News Agency |
Se trata de Hussein bin Ali, miembro del linaje de los Hachemíes, Emir y último Jerife de la Meca, entre los años 1908 y 1917, y rey del Estado del Hiyaz hasta 1924.
Hussein bin Ali |
Los Hachemíes constituyen una aristocrática familia árabe cuyo lugar de origen se sitúa en el Hiyaz, en la parte oriental de la península arábiga, a lo largo del litoral del Mar Rojo.
Son descendientes del profeta Mahoma a través de su hija Fatima, cuyo esposo Ali fue el cuarto de los califas. La familia toma su nombre "Hachemíes" de Hashem, bisabuelo del profeta y miembro prominente de la tribu Kureish.
Los Hachemíes eran más bien religiosos, líderes, guardianes de los lugares sagrados musulmanes en Meca y Medina durante los siglos del dominio turco. El título de Jerife de la Meca era heredado de padres a hijos. Jerife, en árabe, significa distinguido, eminente, ilustre o noble, y es un título reservado a los descendientes del profeta.
Sin embargo, en los inicios del siglo XX, los Hachemíes trataron de convertir su noble linaje en poder de tipo político y gradualmente asumieron el liderazgo de una postura nacionalista árabe en busca de la libertad frente al imperio Otomano. La ruptura se originó en Estambul con la revolución de los Jóvenes Turcos en 1908, un grupo de oficiales e intelectuales cuya intención era acentuar el nacionalismo turco y la secularización, lo que disgustó profundamente a los Hachemíes. La decisión de los Jóvenes Turcos de unirse a Alemania al comienzo de la Guerra Mundial trajo a los Hachemíes la ocasión de aliarse con los británicos, en concordancia con el dicho árabe: "Los enemigos de mis enemigos, son mis amigos", haciendo que los Hachemíes pasaran de ser aristócratas árabes a actores importantes en la escena internacional.
Padre de tres hijas y de cuatro hijos varones: Ali, Abdullah, Faisal y Zeid. Abdullah y Faisal eran más ambiciosos políticamente hablando que sus hermanos, y jugaron un mayor papel a la hora de persuadir a su padre para asumir el liderazgo de una sublevación.
Hussein bin Ali no era un probable candidato a liderar una revuelta nacionalista árabe contra los turcos. Tenía 55 años cuando fue designado Jerife de la Meca. Su principal preocupación era asegurar su propia posición y la de su familia, y se mantuvo firme resistiendo al intento turco de usurpar su tradicional autoridad. Nada evidencia que él se sintiera atraído por el nacionalismo árabe antes de la guerra; por el contrario, por temperamento y educación, era conservador e inclinado a contemplar la ideología nacionalista como una innovación poco adecuada e incompatible con los principios del Islam. Tampoco era el Hiyaz un territorio fértil para el crecimiento del nacionalismo, dada la sociedad tradicional que lo conformaba con arraigada identidad tribal y religiosa, con nula presencia de intelectuales u oficiales radicales que suelen estar en el origen de los movimientos nacionalistas. Hussein bin Ali se convertiría en separatista únicamente después de haber intentado y fracasado en conseguir sus limitados objetivos políticos dentro del marco del Imperio Otomano. El rechazo de los turcos en su petición de una monarquía hereditaria en el Hiyaz, hizo que se inclinara hacia los británicos, dando lugar al estallido de la llamada Revuelta Arabe.
Así se consiguió liberar la Meca y el territorio del Hiyaz del dominio turco, convirtiéndolo en reino.
Hussein fue nombrado Rey del Hiyaz y de toda la nación de los árabes. Sin embargo, la promesa británica de constituir un reino unificado de todos los territorios árabes liberados del dominio turco, era falsa. Gran Bretaña y Francia negociaban a sus espaldas para repartirse el dominio de Oriente Medio.
En seguida, tuvo lugar el enfrentamiento entre los Hachemíes y la familia Ibn Saud, que gobernaban la región vecina en Arabia central. Al mismo tiempo fue abolido el califato en Turquía y proclamada la república, lo cual fue aprovechado por Hussein para proclamarse a sí mismo Califa, como descendiente directo del profeta. Este hecho hizo que los saudíes intensificaran sus ataques y lograran, finalmente, conquistar el Hiyaz.
El Jerife Hussein se exilió en Amman y allí murió en 1931, utilizando el título de Califa hasta el final de su vida.
FUENTE:
"Lion of Jordan" - Avi Shlaim
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